No encuentro más profundo lecho
que el de mi soledad.
Todo cambia,
sólo yo permanezco.
El jardín es inmenso,
círculos luminosos
recorren el éter,
el viento mueve la vegetación.
Incesantes cambios,
nada penetra tal expansivo jardín.
El camino es un misterio individual,
dios es uno
y quiere regresar a sí.
Desaparece!
Has recorrido innumerables horizontes,
y no hubo algo afuera que nos hiciera
ver el milagro,
la luz viene de adentro
donde el fuego hierve
las distintas éras del tiempo,
la palabra es música
de un infinito templo que guarda
los secretos del corazón.
Entrégame lo que no te muestra
mi perpetua desnudez.
Deja que a tus pies los moje
el negro de mis ojos,
soy quién te recuerda
hacia dónde vamos,
espiral ascendente tus cambios
son el alimento de palomas
de leones de nubes blancas.
El cielo está despejado,
el sol roza tu piel.
No está pasando nada.
El teatro del amor nunca existió.
Observa el río.
La sustancia no es lo que ves.
Lo que ves soy yo.
Lo que no ves, somos tú.
que el de mi soledad.
Todo cambia,
sólo yo permanezco.
El jardín es inmenso,
círculos luminosos
recorren el éter,
el viento mueve la vegetación.
Incesantes cambios,
nada penetra tal expansivo jardín.
El camino es un misterio individual,
dios es uno
y quiere regresar a sí.
Desaparece!
Has recorrido innumerables horizontes,
y no hubo algo afuera que nos hiciera
ver el milagro,
la luz viene de adentro
donde el fuego hierve
las distintas éras del tiempo,
la palabra es música
de un infinito templo que guarda
los secretos del corazón.
Entrégame lo que no te muestra
mi perpetua desnudez.
Deja que a tus pies los moje
el negro de mis ojos,
soy quién te recuerda
hacia dónde vamos,
espiral ascendente tus cambios
son el alimento de palomas
de leones de nubes blancas.
El cielo está despejado,
el sol roza tu piel.
No está pasando nada.
El teatro del amor nunca existió.
Observa el río.
La sustancia no es lo que ves.
Lo que ves soy yo.
Lo que no ves, somos tú.