lunes, 22 de marzo de 2010

oo

No encuentro más profundo lecho
que el de mi soledad.
Todo cambia,
sólo yo permanezco.
El jardín es inmenso,
círculos luminosos
recorren el éter,
el viento mueve la vegetación.
Incesantes cambios,
nada penetra tal expansivo jardín.

El camino es un misterio individual,
dios es uno
y quiere regresar a sí.

Desaparece!
Has recorrido innumerables horizontes,
y no hubo algo afuera que nos hiciera
ver el milagro,
la luz viene de adentro
donde el fuego hierve
las distintas éras del tiempo,
la palabra es música
de un infinito templo que guarda
los secretos del corazón.

Entrégame lo que no te muestra
mi perpetua desnudez.
Deja que a tus pies los moje
el negro de mis ojos,
soy quién te recuerda
hacia dónde vamos,
espiral ascendente tus cambios
son el alimento de palomas
de leones de nubes blancas.

El cielo está despejado,
el sol roza tu piel.
No está pasando nada.

El teatro del amor nunca existió.
Observa el río.
La sustancia no es lo que ves.
Lo que ves soy yo.
Lo que no ves, somos tú.



domingo, 21 de marzo de 2010

Cuántas mariposas ilusorias
aún viven en mí;
Bebo de una fuente ilusoria
que aún habita en mí.
A veces, lejos del bosque
de las mentiras observo que;
Nunca pasa nada.
Nadie bebe.
No hay alguien.
No hay ideas.

Sólo silencio.

jueves, 18 de marzo de 2010

Deja que ahora calle.
Nunca más permitas que vea
aquello que me mata.
Y así pueda volver a mi soledad,
y este instante de adiós,
se quede nuestro.


Holderlin
En un mundo delirante mis pasos rotos a veces, cubiertos de sangre, suben y bajan en un laberinto y no encuentran más noble creación que escribir un poema. Proveniente de las iluminarias en una pobre ciudad, envuelto en la miseria en la ignorancia de una especie olvidada de sustancia, dejo caer de mis ojos el sabor del fracaso. Esta seca lluvia, música ligera mi caída comienza a convertirse en un ascenso. Pierdo la esperanza, los amigos, los deseos, el miedo; Mi abrigo de indiferencia. Me recuerdan palomas mensajeras invisibles y un árbol quieto me mantiene en relación con el afuera. He sido invadido. Recuerdo tener una espada. Conquisto el cielo o no sé, dudo, soy débil.

lunes, 15 de marzo de 2010

EL DIABLO


Estrellas, galaxias, hoyos negros!
El universo es un espiral que cae en mis oídos.
El sol es mi madre. Se quita los pantalones y cae en mis pies de un temblor. La tierra se postra en mis pupilas como un techo mojado, se guarda en su nido el tiempo. Las esferas suenan donde escribo en pájaros que nacen de la mujer. Relaciono ideas vagas para derramar la fiebre súbita de África, donde gaviotas negras beben cielos de mis dedos que nunca más volverán a tocar un piano.
Hay veces en que el río mancha mi sangre y otras en que la sangre besa mis labios. Hay otras en que la luna, abuelo mío, se queja de estar vacío y pide y pide chocolates que bajan de la enredadera que veo los domingos. Nubes doradas traen entre arpas dulces a sus niñas, las gotas risueñas que en perros se aposentan, en el mentir de la memoria y los altos montes del olvido.
La dulce estela de aquellos monjes del mercado, van siguiendo caminos de azucar a las arañas que enredan los destinos.
Hay que ver! hay que ver a aquellas putas mortecinas, bajar del cerro sin descaro, de hombro en hombre van saltando sus vaginas, hay que ver a aquella musa leche fría leche fría.
No hay un sólo día que no vea los delirios de mi intento, de buscar llegar a alguna parte, de querer regar la flor de asfalto, ¡mas qué infierno es este que me encuentro siempre detenido, en la inceridumbre en el pútrido misterio,
teatro del universo! teatro sangriento! cuánta sangre se derrama cuántos besos ya no existen!
no no no! si si si! algas pesadas entre las olas rozan el cuerpo que abandoné en el exilio.
fui barquero. descubrí américa. fui la puta, la pura, el sacerdote, el mexicano, el temerario, el azafrán, las cucarachas, el mercader. he visto todo y me he quedado sin nada. he sido todo y no he podido alcanzar algo. viajo viajo eternamente de muerte en muerte, olvidando cada vida sin descaro, como aquellos juegos del brinca brinca de las niñas orgasmeadas. no hay palabra que describa el ojo eterno de mi amado, el cisne blanco que se postró en el viento y ahora me llama, me llama,
viento minifalda,
tiempo bueno, tiempo malo, bajo, subo, subo, bajo,
el mismo cuento desde siempre, y hacia el fin veo venir,
antes de terminarse el libro,
infinitas veces cayendo cayendo, la pluma en la hoja.
nunca existará nada.
porque si nada soy, nada nada pez,
tremendo, silvestre, enamorado,
cantor, bailarín,
celestial del infierno
máximo actorrrrrrrrrrr
urra urra el diablo!
urra urra urra le le le el diablo !!! el diablo !!!

Qué chistosa es la pura babosada.

jueves, 11 de marzo de 2010


Viendo el fin del mundo,
un niño.

sábado, 6 de marzo de 2010

joven poeta

Expándeme en el cielo y en la tierra,
porque así como quiero aprender a volar
también quiero aprender a servirle a los demás.
El amor a la obra.
Soy el cuerpo disponible para ti,
soy el espíritu ardiente que ha venido
a hacer el amor,
a llenarte de amor,
a impregnarte de amor.
Y yo, soy el hijo de esa unión,
todo ocurre dentro de mí.
Soy tres.
Y yo, el niño, entre mi padre
y mi madre.
Divina trinidad.
En mi no murió el cristianismo.
Renació.
Se ha elevado a su gloria.
En mí, todas las religiones
se han glorificado.
Todos los símbolos son bien venidos.
Eso es el Tarot.
Amo amo amo al Tarot.

La belleza del cristianismo en particular,
es que es una religión del corazón,
de la devoción.
Hay otras como el Hinduismo,
que son sexuales, y otras como el budismo,
que son del ser.
Pero ser no es amar.
Ser es ser.
Y amar es ser un niño.
Dejar de crear alianzas, dejar de buscar.
Y ser un niño es haber perdonado
a papá y mamá,
y en cada momento que ellos estén aquí,
en plena comunión conmigo.
Porque aunque seres humanos también son,
siendo yo adulto
mi padre se ha extendido y ahora es el cielo.
Y mi mamita preciosa la tierra.
Y aún más expansión,
mi mamita linda es la materia entera
llena de amor, palpitando como una mujer
cuando tiene un orgasmo.
Y mi papito hermoso es el espíritu que la hace sudar,
que la empapa,
que la penetra una y otra vez y la moja y la moja
y mi mamá grita y grita y grita llena de amor.
Y yo me río porque hago todo el tiempo travesuras.


jueves, 4 de marzo de 2010

Y si los Caballeros hablaran...

Caballero de Espadas

Mi caballo, tan fuerte como el del Caballero de Bastos, es a la vez más refinado y más ágil. Lo dirigo de un salto desde el reino del intelecto hacia el misterio de lo emocional. El caballo y yo somos uno solo. Si el Caballero de Bastos actúa por la fuerza de la voluntad, mi caballo y yo actuamos por la fuerza del valor. Limpios de conceptos parásitos, hemos eliminado entre otras cosas, la esperanza, y con ella el miedo. Debemos trasmitir la escencia misma de la mente: sabemos que somos la última manifestación de la acción. En mi yelmo llevo un aura amarilla, símbolo de santidad. Con mi espada roja que semeja una lanza y mi caballo ágil, soy el portador de la vida. ¿Qué atravesaré con mi espada? El corazón de los demás. El Verbo se vuelve amor. He sacrificado mi deseo de ser para entrar en la abnegación sagrada.

Caballero de Copas

Si los Caballeros de Bastos y de Espadas montan sementales, yo, como el Caballero de Oros, monto una dulce yegua. No conduzco mi montura, no lo necesito. Con la mano abierta, sigo mi símbolo, la Copa. No la sujeto con los dedos: ella nos guía a mi caballo y a mí, flotando en el aire. Copa abierta de la que brota una fuente de amor...Ese amor es mi guía, no sé a dónde voy. Lo sigo sin dudar de que me llevará hacia mi realización, que es el estado de gracia. El don fluye naturalmente, no fuerzo mi voluntad para encontrar el camino correcto. No empleo mi valor para saltar más allá de mis límites. Sólo obedezco, simplemente. Lo que recibo, lo doy. Mi único deseo, para realizar este don incesante, es sobrevivir para seguir a su servicio. Entonces es cuando, bendiciendo al mundo, entro en el reino de la encarnación, de los Oros, de la materia y las necesidades.

Caballero de Oros

No sé si soy hombre o mujer. Más bien un hermafrodita que avanza en una tierra en que ningún tesoro está oculto. El doble oro del Paje y del Rey, terrestre y celeste, se ha convertido en uno solo que flota en el espacio. La materia se ha espiritualizado. Se ha vuelto fértil y madre de una vida eterna. Soy como la carne de la Vírgen María, que al final de su proceso se torna inmortal y se eleva para reinar en el centro del universo. Ése es mi destino. Mi yegua no tiene la dulzura de la del Caballero de Copas: avanza a pasos medidos pero seguros, precisos. Representa mi salud. No va ni demasiado despacio ni demasiado deprisa, camina al ritmo que corresponde su presente. Esta paz infinita dimana del hecho de que hemos vencido a la muerte: estoy dispuesto a sufrir los incesantes cambios sabiendo que en mi esencia profunda está lo inmutable. Eso es lo que dará origen a las nuevas riquezas de la tierra que se concretarán en los Bastos. Ya llevo en mi mano derecha el comienzo de un nuevo ciclo de acción, un basto creativo.

Caballero de Bastos

Cuando era Paje, mi símbolo se apoyaba en la tierra. Ahora se erige hacia el Cielo, hacia el desarrollo espiritual. No estoy separado de él: tiene su raíz en mi mano, crece de mí mismo. Mi animal, mi caballo grande y poderoso, se ha vuelto blanco, del color de la pureza. Simboliza la extrema sublimidad de mis deseos. Yo, el Caballero que encarna su voluntad, lo hago girar de derecha a izquierda, de la acción a la receptividad. He sublimado las pasiones. He aprendido a desviar el camino de las energías destructoras hacia la vida del Espíritu. Mi energía, desprendiéndose de la autosatisfacción, de la tentación del poder totalitario, de la guerra bestial, se ha tornado inmensa. Por un acto de voluntad suprema, mi animalidad, este caballo blanco, se concentra y se convierte en la espada roja del Caballero de Espadas. Represento el momento en que el Eros de la sexualidad se convierte en la fuente enriquecedora del Espíritu.

martes, 2 de marzo de 2010

25 años



En la tierra en los mares en el cielo en la luna en el sol en los árboles en los animales en mis amigos en mi familia en la risa en el llanto en las crisis en las pérdidas en las despedidas en los encuentros en los romances en la música y en el tiempo en el espacio en el rendirme, en la paciencia, en la comprensión, en la inocencia en el trabajo, en la soledad en la muerte en la danza en la compasión, en los ríos y en las estrellas, en lo invisible en las montañas, en la misericordia y en la injusticia, en los golpeados en los privilegiados, en mi abuelo, en mi tío, en mi padre en mi madre en mi hermano en mi cuerpo, en mis manos y en los objetos, en las flores y en los cantos... estás tú, Amor. Estoy yo. Y yo soy tú. Por los siglos de los siglos. Por siempre. El amor.