sábado, 6 de marzo de 2010

joven poeta

Expándeme en el cielo y en la tierra,
porque así como quiero aprender a volar
también quiero aprender a servirle a los demás.
El amor a la obra.
Soy el cuerpo disponible para ti,
soy el espíritu ardiente que ha venido
a hacer el amor,
a llenarte de amor,
a impregnarte de amor.
Y yo, soy el hijo de esa unión,
todo ocurre dentro de mí.
Soy tres.
Y yo, el niño, entre mi padre
y mi madre.
Divina trinidad.
En mi no murió el cristianismo.
Renació.
Se ha elevado a su gloria.
En mí, todas las religiones
se han glorificado.
Todos los símbolos son bien venidos.
Eso es el Tarot.
Amo amo amo al Tarot.

La belleza del cristianismo en particular,
es que es una religión del corazón,
de la devoción.
Hay otras como el Hinduismo,
que son sexuales, y otras como el budismo,
que son del ser.
Pero ser no es amar.
Ser es ser.
Y amar es ser un niño.
Dejar de crear alianzas, dejar de buscar.
Y ser un niño es haber perdonado
a papá y mamá,
y en cada momento que ellos estén aquí,
en plena comunión conmigo.
Porque aunque seres humanos también son,
siendo yo adulto
mi padre se ha extendido y ahora es el cielo.
Y mi mamita preciosa la tierra.
Y aún más expansión,
mi mamita linda es la materia entera
llena de amor, palpitando como una mujer
cuando tiene un orgasmo.
Y mi papito hermoso es el espíritu que la hace sudar,
que la empapa,
que la penetra una y otra vez y la moja y la moja
y mi mamá grita y grita y grita llena de amor.
Y yo me río porque hago todo el tiempo travesuras.


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