Amigo mío, no soy lo que ves de mí. Lo que ves es nada más que el vestido que me cubre, primorosamente tejido, y me preserva de tus preguntas y a ti de mi indiferencia.
El "yo" que existe en mí, amigo mío, habita en la casa del silencio, y estará siempre allí, inadvertido e inalcanzable.
No desearía que creyeras lo que te digo, ni que fiaras de lo que hago, pues mis palabras no son más que tus propios pensamientos hechos sonidos, y mis obras son tus propias esperanzas concretadas en actos.
Así, cuando dices: "El viento sopla del este", añado, "Sí, siempre viene del este"; pero entonces quiero ocultarte que mi mente no habita en el viento, sino en el mar.
Tú no puedes comprender mis pensamientos hijos de la mar, ni deseo que los entiendas. Prefiero seguir solo en el mar.
Amigo mío, cuando para ti reina el día, es de noche para mí, pero yo no ceso de mencionarte la luz diurna que baña las cumbres, ni la bruma rojiza que se extiende por los valles; pues tú no puedes oír los cantos de mis tinieblas, ni puedes ver mis alas batirse contra las estrellas; y no deseo que oigas ni veas lo que yace en mí. Deseo estar siempre solitario en las tinieblas.
Pero cuando tú asciendes a tu cielo, yo desciendo a mi infierno. Y entonces clamas por mí a través del abismo inaccesible que nos separa. "Amigo, camarada!", y yo te respondo "Amigo, camarada" pues no deseo que descubras mi infierno. Te deslumbrarían las llamas y te asfixiaría el humo. Amo plenamente mi infierno, tanto como para no tolerar que lo visites. Quiero estar siempre en mi infierno.
Tú amas lo bello, lo bueno y lo justo, y yo, por agradarte, digo que coincido en esto contigo y que está bien amar estos valores. Pero en lo más profundo de mi corazón me burlo de tu amor por ellos. No obstante, no te demuestro mi risa, y prefiero reír solo.
Amigo mío, eres bondadoso, prudente y con buen sentido, e inclusive eres perfecto. Y yo, por mi parte, cuando hablo contigo lo hago con sensatez y prudencia, pero...estoy loco. Aunque escondo tras una máscara mi locura. Eligo ser loco a solas.
Amigo mío, no somos amigos. Pero, ¿qué puedo hacer para que lo entiendas? Nuestros caminos son distintos, pese a ello los recorremos juntos y cogidos de la mano.
No desearía que creyeras lo que te digo, ni que fiaras de lo que hago, pues mis palabras no son más que tus propios pensamientos hechos sonidos, y mis obras son tus propias esperanzas concretadas en actos.
Así, cuando dices: "El viento sopla del este", añado, "Sí, siempre viene del este"; pero entonces quiero ocultarte que mi mente no habita en el viento, sino en el mar.
Tú no puedes comprender mis pensamientos hijos de la mar, ni deseo que los entiendas. Prefiero seguir solo en el mar.
Amigo mío, cuando para ti reina el día, es de noche para mí, pero yo no ceso de mencionarte la luz diurna que baña las cumbres, ni la bruma rojiza que se extiende por los valles; pues tú no puedes oír los cantos de mis tinieblas, ni puedes ver mis alas batirse contra las estrellas; y no deseo que oigas ni veas lo que yace en mí. Deseo estar siempre solitario en las tinieblas.
Pero cuando tú asciendes a tu cielo, yo desciendo a mi infierno. Y entonces clamas por mí a través del abismo inaccesible que nos separa. "Amigo, camarada!", y yo te respondo "Amigo, camarada" pues no deseo que descubras mi infierno. Te deslumbrarían las llamas y te asfixiaría el humo. Amo plenamente mi infierno, tanto como para no tolerar que lo visites. Quiero estar siempre en mi infierno.
Tú amas lo bello, lo bueno y lo justo, y yo, por agradarte, digo que coincido en esto contigo y que está bien amar estos valores. Pero en lo más profundo de mi corazón me burlo de tu amor por ellos. No obstante, no te demuestro mi risa, y prefiero reír solo.
Amigo mío, eres bondadoso, prudente y con buen sentido, e inclusive eres perfecto. Y yo, por mi parte, cuando hablo contigo lo hago con sensatez y prudencia, pero...estoy loco. Aunque escondo tras una máscara mi locura. Eligo ser loco a solas.
Amigo mío, no somos amigos. Pero, ¿qué puedo hacer para que lo entiendas? Nuestros caminos son distintos, pese a ello los recorremos juntos y cogidos de la mano.
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