Borracho, entregado a la locura que no es otra cosa que ser uno con el momento presente, embriagado, siendo yo mismo, el único que puedo ser, camino entre las calles y los seres, sonriendo, llorando, penetrando hembras que me aman y las amo, conociendo amigos nuevos que me matan, que me enseñan nuevas partes de mí mismo, entregado al universo que es mi obra, que es mi casa, invadido por la multiplicidad de los destellos que los tiempos me conceden, devengo en música y silencios que se alternan entre ritmos que solamente yo conozco, reconozco, y me recuerdo en cada amor que me suspira, y cada una de las yemas de mis dedos no son otra cosa que poesía.
Me amo, te amo, me busco, me encuentro, voy y avanzo entre los bailes que me llevan, me dejo, me caigo, lucho, me pierdo. No hay palabras que describan este encuentro.
Devengo de mí y voy hacia mí. Estoy para mí y me derramo de mí.
A esto le llamas libertad, a esto le llamas amor, a esto le llamas dios,
quemo todas las formas y palabras,
no me expando, no vuelo,
soy tremendamente lo que soy,
terriblemente terrenal,
no pregunto, no hago,
no me preocupo, me descarno.
Confío porque soy yo mismo en todas partes, porque haberme reconocido es haberte reconocido. Porque siempre he estado aquí, porque siempre has sido tú, porque las montañas,
los ríos, los mares, el cielo, la tierra, son lo que soy yo.
Y yo estoy aquí para verme a mí, para glorificarme, para enamorarme de mí, y si te amo, me estoy amando a mí, y si el amor te hago,
el amor me estoy haciendo a mí.
Me deleito en tus pechos, en tu vientre, en los míos, porque aunque nací macho, hembra también soy,
y porque soy lo que soy,
y porque soy lo que soy,
hago lo que hago
me escondo si quiero,
acepto el miedo, los celos, la incertidumbre, mi dolor, mis apegos,
soy tremendamente imperfecto,
soy lo que soy.
Soy dios mí amor, somos dios,
somos dios eternamente mi amor.
El fuego, el agua, el tiempo, los besos,
los lobos, los perros,
soy yo mi amor.
Reconozco en cada ser que se me acerca
una parte de mí.
El todo entonces se me presenta
como un hijo al cuál no puedo otra cosa
que amar.
No me rompo, no me esfuerzo,
solamente bailo al son del ser,
el ser que es y siempre seré yo,
dios.
Me amo, te amo, me busco, me encuentro, voy y avanzo entre los bailes que me llevan, me dejo, me caigo, lucho, me pierdo. No hay palabras que describan este encuentro.
Devengo de mí y voy hacia mí. Estoy para mí y me derramo de mí.
A esto le llamas libertad, a esto le llamas amor, a esto le llamas dios,
quemo todas las formas y palabras,
no me expando, no vuelo,
soy tremendamente lo que soy,
terriblemente terrenal,
no pregunto, no hago,
no me preocupo, me descarno.
Confío porque soy yo mismo en todas partes, porque haberme reconocido es haberte reconocido. Porque siempre he estado aquí, porque siempre has sido tú, porque las montañas,
los ríos, los mares, el cielo, la tierra, son lo que soy yo.
Y yo estoy aquí para verme a mí, para glorificarme, para enamorarme de mí, y si te amo, me estoy amando a mí, y si el amor te hago,
el amor me estoy haciendo a mí.
Me deleito en tus pechos, en tu vientre, en los míos, porque aunque nací macho, hembra también soy,
y porque soy lo que soy,
y porque soy lo que soy,
hago lo que hago
me escondo si quiero,
acepto el miedo, los celos, la incertidumbre, mi dolor, mis apegos,
soy tremendamente imperfecto,
soy lo que soy.
Soy dios mí amor, somos dios,
somos dios eternamente mi amor.
El fuego, el agua, el tiempo, los besos,
los lobos, los perros,
soy yo mi amor.
Reconozco en cada ser que se me acerca
una parte de mí.
El todo entonces se me presenta
como un hijo al cuál no puedo otra cosa
que amar.
No me rompo, no me esfuerzo,
solamente bailo al son del ser,
el ser que es y siempre seré yo,
dios.
Deva
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